Un experto de la NASA reveló que ningún astronauta ha abandonado por completo la atmósfera terrestre. Al pensar en astronautas de renombre como Yuri Gagarin, Neil Armstrong y Valentina Tereshkova, o en las turistas espaciales más recientes como Katy Perry, uno podría asumir que sus aventuras espaciales los llevaron más allá de los límites de la Tierra. Resulta que técnicamente eso podría no ser cierto.
El experto en heliofísica de la NASA, Doug Rowland, explicó que la atmósfera de nuestro planeta no tiene límites definidos, por lo que los límites son menos evidentes. “Si piensas en la atmósfera donde vivimos y respiramos aquí en la Tierra, no se detiene justo encima de nuestras cabezas. No se detiene en el Monte Everest. No se detiene donde vuelan los aviones. Continúa y se extiende a lo largo de toda la distancia y se vuelve cada vez menos densa a medida que se asciende. Y sigue ahí, a gran altitud”, explicó Rowland en un video.
Según el científico, más allá de las capas conocidas de la atmósfera se encuentra una capa más externa llamada geocorona. Es una nube ultradelgada de átomos de hidrógeno que se extiende hacia el espacio. Y por “extremo”, se encuentra a unos 632.000 kilómetros de la Tierra. La Luna fue el punto más lejano que un astronauta jamás haya alcanzado en el espacio, pero, respetando los límites de la geocorona, la Luna sigue estando dentro de la atmósfera terrestre. Y aunque la Estación Espacial Internacional (EEI) se encuentra en lo que llamamos informalmente “espacio”, técnicamente sigue volando a través de la atmósfera terrestre.
“Cuando vas a donde está la Estación Espacial, a solo unos doscientos kilómetros sobre la Tierra, todavía hay suficiente aire allí para frenarla”, añadió Rowland. “Y si no se la reimpulsara con cohetes, regresaría a la Tierra debido a la resistencia del aire, como cuando se conduce un coche”. Además, el problema radica en cómo definimos nuestra atmósfera. “No hay un límite claro entre dónde termina la atmósfera terrestre y dónde comienza el espacio exterior”, explicó Rowland. Pero la mayoría de los científicos utilizan la línea de Kármán como referencia, que se encuentra a 100 kilómetros (unas 62 millas) sobre la superficie terrestre.
Dicho esto, la situación se complica aún más dado que tanto la Tierra como la Luna se encuentran dentro de la atmósfera del Sol. “Así que existe una especie de dicotomía: pasas de la Tierra, la atmósfera terrestre, a la atmósfera del Sol”, continuó Rowland. “Y luego, en algún momento, estás fuera de ella al llegar a la heliopausa y al límite de la heliosfera”. En resumen, Rowland afirmó que para responder a la pregunta “¿ónde comienza el espacio?”, depende de tu punto de vista. Concluyó: “Si quieres saber dónde termina la atmósfera, la respuesta es a unos 640 kilómetros sobre tu cabeza. Pero recuerda que ese espacio no está vacío. Está lleno de todo tipo de cosas interesantes”.