Mi Ex Marido Se Quedó Con Nuestra Casa, El Coche Y Todo Nuestro Dinero Tras El Divorcio – Me Reí Porque Era Exactamente Lo Que Había Planeado

Tras un amargo matrimonio marcado por la obsesión de Mike por la riqueza material, Nicole acepta sorprendentemente dárselo todo en su divorcio. Pero mientras Mike se regodea en su “victoria”, la risa de Nicole revela un plan secreto en marcha. Lo que Mike no sabe es que ella está a punto de hacer su último movimiento. Salí del despacho del abogado inexpresiva, los hombros caídos y toda la pinta de ex mujer derrotada. La lluvia caía con fuerza y el cielo gris hacía juego con mi estado de ánimo, o al menos con el estado de ánimo que quería que la gente pensara que tenía.

Por dentro, zumbaba. Mis manos apretaron el frío acero de la manilla de la puerta mientras me dirigía hacia el ascensor. No había nadie. Qué bien. La puerta del ascensor se cerró tras de mí con un suave tintineo y, en cuanto me quedé sola, solté una risita. No era algo que hubiera planeado, sino que surgió de lo más profundo de mi ser, como el champán por fin descorchado. Cuanto más pensaba en lo que acababa de hacer, más crecía, hasta que comencé a soltar carcajadas en el ascensor como una loca.Si alguien me viera en ese momento, pensaría que por fin había estallado, que me había vuelto loca de tanto estrés, pero no, esto no era más que el principio. Todo estaba encajando a la perfección.

La casa, el automóvil, los ahorros… Mike podía quedárselos todos. Era exactamente lo que quería. Creía que había ganado, y eso era lo mejor. No tenía ni idea de lo que se avecinaba. El ascensor se detuvo de golpe y me recompuse. Miré mi reflejo en el espejo de la pared del ascensor: el pelo revuelto, los ojos cansados y una leve sonrisa aún en los labios. Ni siquiera me importaba. Esto iba a ser divertido.Hacía años que Mike y yo no éramos felices, pero no era el típico desamor. Mike estaba obsesionado con su imagen. Lo suyo eran los coches llamativos, tener la casa más grande del barrio y llevar solo ropa de marca.

Todo era una actuación, y yo había interpretado mi papel durante demasiado tiempo. Las grietas habían empezado a aparecer, y cuando las discusiones se hicieron más frecuentes, supe que no faltaba mucho para que ocurriera lo inevitable.Lo único que quería era librarse de ese estilo de vida pretencioso. Pero eso tampoco significaba que fuera a dejar que me dañara. Así que dejaría que Mike tuviera lo que quería, pero con una trampa tan afilada como un anzuelo. Sucedió un martes. Mike llegó tarde a casa, otra vez. Yo estaba en la cocina, haciendo como que revisaba el móvil, sin molestarme en levantar la vista, cuando él irrumpió.

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