Mocosa Engreída Se Burla De La Conserje De La Escuela, Recibe Una Lección Invaluable De La Mejor Manera Posible

La adolescente engreída Emma pensaba que el mundo giraba a su alrededor y se burlaba de todos por su aspecto. Un día, la chica llevó sus burlas demasiado lejos e insultó brutalmente a la señora Johnson, una pobre conserje mayor. Pero el karma estaba a punto de darle una lección impagable que esta niñata no olvidaría pronto. Muy bien, queridos internautas. ¿Han visto alguna vez a un estudiante de secundaria hacerle sombra a alguien que no se lo merecía?

Porque lo que voy a contarte tiene que ver con una mocosa que se burló sin piedad de un pobre conserje y recibió una lección de vida de la forma más épica posible…Había una chica rica llamada Emma en mi clase de inglés de segundo curso, que se paseaba como si fuera la dueña del lugar. Todo de diseño, una pandilla de seguidoras risueñas y la mueca permanente de alguien totalmente convencida de que el mundo era su pasarela personal.

¿Su objetivo favorito? Nuestra dulce conserje, la señora Johnson, una trabajadora señora mayor de unos 60 años. Piensa en alguien de voz suave, amable y siempre alegre: así es ella. Esta dulce conserje de nuestro colegio, bendita sea, era mágica. Siempre tenía una sonrisa, incluso cuando limpiaba los misteriosos derrames de la cafetería que desafiaban cualquier identificación. ¿Y Emma? Hacía comentarios sarcásticos sobre el carro de limpieza de la señora Johnson, llamándolo “carro de conserje” con aquella voz chirriante y nasal.


Una tarde, sorprendí a Emma tirando su almuerzo a medio comer al suelo, junto a la fuente de agua, y alejándose como si nada. La señora Johnson se acercó pacientemente al desorden con un suspiro. “Emma, cariño”, me dijo suavemente, “¿se te ha caído esto?”.Emma se dio la vuelta, con el rotulador preparado como un arma. “Uf, da igual, conserje. Límpialo, ése es tu trabajo, ¿no?”. La expresión de la cara de la señora Johnson… bueno, digamos que la luz del sol que normalmente irradiaba parecía atenuarse un poco.


Uf, ¿sabes esos momentos en los que quieres que la tierra te trague entera? Pues eso es exactamente lo que sentí al presenciar la última diatriba de Emma. Esta chica, con su actitud y su ropa de diseño, parecía disfrutar especialmente atormentando a la señora Johnson.Durante la comida, doblé la esquina junto a la cafetería y encontré a Emma haciendo la corte cerca de los cubos de basura desbordados. La señora Johnson empujaba su carrito de la limpieza junto a ellos, con la fregona dejando un rastro de limpieza a su paso. Emma, con una sonrisa que podría cuajar la leche, decidió soltar una granada verbal contra la pobre mujer, que nunca había querido hacer daño a nadie.

“HEY, SEÑORA JOHNSON”, gritó la chica con una risita, “¡QUIZÁS SI HUBIERAS ESTUDIADO MÁS, NO ESTARÍAS ENCARGADA DE LIMPIAR PISOS!”.

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