Lana llevaba varios meses saliendo con Ashton antes de que éste le pidiera que se fuera a vivir con él y compartieran los gastos de un apartamento. Se repartieron todo a partes iguales durante años, hasta que Lana descubrió que Ashton había mentido todo el tiempo. “Será estupendo. Los dos somos recién licenciados, así que vivir juntos tiene más sentido. Dividimos las facturas al 50% y los dos salimos ganando”, le dijo Ashton a Lana. Ella no estaba segura de que irse a vivir juntos tras ocho meses de noviazgo fuera la mejor idea. “No sé, Ashton. Es un gran compromiso. Como has dicho, los dos acabamos de terminar los estudios”, dijo Lana dubitativa.
“Bueno, es lo único que podemos hacer para mudarnos a la ciudad y encontrar trabajo juntos. Ya tengo dinero para la fianza y todo eso. Iré a buscar el apartamento y me ocuparé de todo eso si me dejas”, continuó Ashton, instando a Lana a decir que sí. “Vale, estoy de acuerdo. Tiene sentido, porque vivir en la ciudad se ha vuelto bastante caro. En cuanto encontremos trabajo, todo irá bien”, aceptó ella finalmente. Ashton se trasladó a la ciudad y encontró un apartamento más rápido de lo que Lana esperaba. Lo preparó todo y Lana empaquetó sus cosas, mudándose con él sólo unas semanas después. El alquiler era bastante razonable, y era mejor dividirlo por la mitad.
“Puedes enviarme el dinero del alquiler. Lo enviaré desde mi cuenta al casero directamente”, le dijo Ashton cuando ella le preguntó. “¿Qué tal si pagas el Wi-Fi desde tu cuenta?”, sugirió Ashton. Lana aceptó inmediatamente porque Ashton se había encargado de muchas cosas, pero también quería ser útil.
Este acuerdo funcionó perfectamente durante varios años, hasta que Lana quiso dejar de alquilar y comprarse una casa con Ashton. Pero antes necesitaban hablar del futuro.
“Cariño, llevamos varios años viviendo juntos. ¿Nos ves yendo a más?”, preguntó ella una noche. “Bueno… Nunca me han gustado mucho las bodas. Podríamos hacer algo sencillo. Pero te lo pregunté porque pensé que tal vez había llegado el momento de buscar una casa”, explicó Lana. “Estoy harta de pagar alquiler todos los meses. Preferiría emplear ese dinero en una hipoteca”.
Me parece una idea estupenda. Pero no sé si hemos ahorrado lo suficiente para el pago inicial”, dijo Ashton, repentinamente indeciso. “Ya lo sé. Tengo algunos ahorros, pero sólo quería que empezáramos a pensar en seguir adelante juntos”, terminó Lana. “Tienes razón. Planeémoslo”, aceptó Ashton, pero cada vez que Lana volvía a sacar el tema, él la distraía con otras cosas. A lo mejor no quiere que compremos una casa juntos ni que nos casemos, pensó Lana.