Romina Camejo le disparó a su expareja para protegerse a ella y a su beba. La Justicia uruguaya determinó que actuó en legítima defensa. El caso expuso años de violencia, manipulación y amenazas que terminó por denunciar.
La cantante Romina Camejo tenía 26 años y una hija de seis meses cuando disparó siete veces contra su expareja, Gonzalo Aguiar, en Punta del Este. El hecho ocurrió la madrugada del 26 de febrero de 2024, en el interior de la casa donde ella se resguardaba con su beba y un amigo.
La justicia uruguaya determinó que actuó en legítima defensa. Tras un proceso que duró casi un año, fue sobreseída. Durante ese tiempo, Romina convivió con medidas judiciales que restringieron su libertad, como la retención de su pasaporte y la prohibición de salir de Montevideo.
Demasiado bueno para ser real
Romina y Gonzalo Aguiar se conocieron en 2019 durante un espectáculo musical en el que ella se presentaba como cantante. Él se acercó y le ofreció contactos en la industria musical, asegurando ser amigo de Tommy Mottola y prometiéndole un contrato multimillonario.
La relación pronto pasó del plano profesional al sentimental. Romina se trasladó a vivir con Aguiar, y juntos compartieron viajes, eventos sociales y una vida de lujo que mostraban frecuentemente en redes sociales. En apariencia, eran una pareja estable, rodeada de comodidades y afecto.
Poco después, celebraron una ceremonia de matrimonio. Romina creía que era una boda legal, pero tiempo después supo que no existía registro oficial de ese enlace. Descubrió que quien los casó no era juez del Registro Civil y que el acta era falsa.
Las señales de alarma y la violencia oculta
Según relató Romina, los primeros signos de manipulación y control comenzaron con situaciones que ella normalizaba. Aguiar no solo vigilaba sus relaciones personales, sino que también buscaba apartarla de su familia y círculo cercano. Alegaba que lo hacía por su seguridad.
Cuando él sufrió un revés profesional y perdió la presidencia de su empresa, empezó a ponerse más temeroso y controlador con su pareja: “Su idea era retenerme con algo que fuera de los dos, porque con lo material no lo conseguía. Me tiró las pastillas anticonceptivas y pinchaba los preservativos. Me decía que si quería abortar él me mataba”, contó ella.
Tras el embarazo, todo no hizo sino empeorar. Empezaron las amenazas y las acciones orientadas a cortarle a la mamá de su hija toda vía de comunicación y de escape. Romina denunció que Aguiar le retiraba el dinero, le gastó la tarjeta bancaria y la dejó incomunicada. También detalló que él manipulaba sus conexiones para eliminar denuncias en su contra, lo que aumentaba el temor de la joven a recurrir a las autoridades.
La noche del 26 de febrero de 2024
Ese día, Aguiar había enviado mensajes de amenaza. Romina recordó: “Él empezó con amenazas, que iba a venir, que me iba a partir la cabeza que me iba a sacar a la bebé, que nos iba a matar a las dos”. En la madrugada, Gonzalo llegó a la casa, fuera de sí, y se puso a patear la puerta hasta derribarla.
Dentro de la vivienda estaban Romina, su beba, un amigo y el padre de Aguiar. Apenas logró ingresar, Camejo gritó a su amigo que se llevara a la niña. Ella tomó un arma que estaba guardada en una caja fuerte, la misma que Aguiar le había hecho aprender a usar y, conmocionada, disparó.
