La Agencia Espacial Europea (ESA) ha lanzado al espacio una gran nave espacial con forma de paraguas. Su misión no es detener la lluvia, sino estudiar datos vitales sobre el cambio climático y el calentamiento global. Recientemente se aprobó una investigación experimental para bloquear la luz solar y evitar que llegue a la Tierra como medio para controlar el calentamiento global, pero esta nueva misión de la ESA tiene un propósito diferente dentro del mismo ámbito de estudio.
El cambio climático es posiblemente uno de los problemas más acuciantes que enfrenta actualmente nuestro planeta, ya que los investigadores advierten que estamos llegando a un punto crítico que será difícil de gestionar si no se controlan las emisiones nocivas en los próximos años.
Si bien muchos argumentan, con razón, que no ocurrirá nada si no se previenen las acciones contaminantes más amplias en un esfuerzo a gran escala para avanzar hacia soluciones energéticas más ecológicas, el último proyecto de la ESA podría proporcionar información vital que nos ayude a comprender los efectos de la deforestación en nuestro planeta. Según informa Metro, una misión de la ESA llamada “Biomass” ha puesto en órbita una sonda espacial con forma de paraguas para medir el peso de las selvas tropicales y junglas, especialmente en relación con su impacto en el carbono.
Los bosques suelen considerarse los “pulmones verdes” del mundo debido a la cantidad de dióxido de carbono que consumen y transforman en aire. Sin embargo, cuando se talan mediante la deforestación (a menudo con efectos contaminantes más amplios), este carbono se libera a la atmósfera. Actualmente no se comprende con exactitud el impacto de esta liberación de carbono en nuestro planeta en relación con el calentamiento global; sin embargo, con Biomass, finalmente se podrá medir.
La sonda, con forma de paraguas, mide unos 12 metros de ancho y cuenta con un radar de apertura sintética de banda P que permite a los científicos crear mapas 3D de los bosques. Esto revela la biomasa y la altura del bosque, lo que mejorará el conocimiento sobre la pérdida de hábitat y sus efectos en la biodiversidad global. En detalle, el radar medirá las áreas donde se almacena el carbono (troncos, ramas y tallos) y eso ayudará a informar los verdaderos efectos de la tala de árboles en ciertas áreas.